A pesar del rápido crecimiento de la ciudad y sus alrededores, Riverside y las zonas aledañas aún contienen muchas de las plantas de las que las comunidades indígenas locales han dependido durante siglos para mantener su salud. Muchas de las plantas que se encuentran en la zona pueden utilizarse como fuentes alternativas de alimentos y medicinas tradicionales. Al promover el uso de plantas autóctonas, los grupos locales tratan de preservar sus prácticas culturales al tiempo que abogan por la seguridad y la sostenibilidad del medio ambiente.
Alimentos y medicinas nativas: Curando a nuestras comunidades
Las comunidades nativas de hoy en día se enfrentan a problemas de salud que son el resultado de una larga historia de dietas poco saludables. A partir del siglo XIX, el gobierno federal obligó a muchos nativos a vivir en reservas. Allí, las comunidades indígenas tenían que depender de los alimentos baratos suministrados por el gobierno para sobrevivir. Este cambio de una dieta de plantas y caza de origen local a otra rica en harina, azúcar, grasa y sal fue perjudicial para la salud de la población nativa en general.
Los activistas de la alimentación nativa animan a volver a una dieta más tradicional para recuperar la buena salud. Muchas plantas autóctonas son polivalentes y sirven como fuente de alimento y como medicina. Alimentos como los brotes de flor de cactus cholla, el mezquite, la bellota y las semillas de chía son densos desde el punto de vista nutricional y se sabe que alivian síntomas que van desde la intolerancia a la lactosa hasta la diabetes. Al enseñar y aprender sobre los beneficios para la salud de los alimentos nativos, los defensores fomentan una reconexión con la tierra a través de la recolección, la jardinería y la cocina.
Durante siglos, los pueblos indígenas han practicado la gestión de los recursos, cuidando con esmero la tierra que los ha nutrido. Durante más de un siglo, los colonos europeos-americanos han agotado la tierra, creyendo que la oferta de recursos naturales era infinita. Los recolectores y tejedores de hoy en día buscan sus suministros en lugares no tan fácilmente accesibles como antes. El aumento de la población y la contaminación han limitado las zonas en las que reunirse con seguridad. Para que la tierra vuelva a ser fructífera, nativos y no nativos deben practicar la reciprocidad tomando sólo lo necesario para sobrevivir y devolviendo a la naturaleza. Al pedir permiso antes de tomar, se honra a la tierra. Al reconocer que las plantas y los animales forman parte del mundo vivo que todos habitamos, honramos a la Madre Tierra.